Así que pillamos mi nuevo León, que mi trabajo me ha costado tenerlo, y nos pusimos en ruta. Leoncio se portó como un campeón (pero sin pasarse que ponen multas) y en poco más de una hora estábamos en Santes Creus: Un pueblecito de Tarragona con un precioso monasterio que no podéis dejar de visitar.
Empezamos con un León descansando enfrente del lugar donde nos alojamos. Tranquilos que no muerde.
El hostal Grau resultó ser un sitio ideal: dueños amables, buena comida, limpio y muy buen precio. Totalmente recomendable.
El pueblo en sí es muy pequeñito y con poca cosa para ver pero el conjunto histórico que contiene es impresionante. Tanto la iglesia como el monasterio de Santes Creus es lo que debería ser toda la arquitectura religiosa: sobria y elegante.
En resumen, un buen sitio para pasar un fin de semana relajados y alejados del mundanal ruido.
Aquí me despido hasta la próxima terminando como empecé, con una foto de un león. Si queréis ver más fotos del lugar podéis hacerlo pinchando aquí.